15.9.09

Desarmadas

Las guitarras chillan. Esos dedos, presas de las manos poseídas, desarman los sonidos. Las guitarras se unen, chocan, se besan entre ellas, crean un trío con el bajo mientras gimen siguiendo el tiempo que los palillos generan al pegar, de manera enfurecida, contra los platillos.
Sus caras están enrojecidas, los dientes escurriendo sangre de los labios, y los torsos, atascados. Pero los hombros se mueven en círculos psicodélicos y las piernas se abren y permiten que su fuerte sed musical sea saciada.

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